Déficit de Atención: ¿Cómo es la vida de una persona con TDAH?

En los últimos años se ha despertado notablemente el interés por los problemas atencionales de los niños en la escuela. Cada vez más infantes presentan este tipo de alteración vinculada Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). ¿Conoces a algún chaval que tenga déficit de atención? Si es así, aquí encontrarás información detallada acerca de este problema atencional: los tipos de déficits existentes, sus síntomas, sus consecuencias, la manera de evaluarlo y diagnosticarlo y las mejores formas de tratamiento.

¿Qué es el déficit de atención?

El déficit de atención aparece normalmente asociada al conocido como Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Se trata de la alteración neurobiológica más común en niños. Se estima que entre el 3 y 7% de la población infanto-juvenil la sufre, lo que equivale a uno o dos niños por aula.

El TDAH es un trastorno que hace que sea extraordinariamente difícil para los niños el concentrarse en tareas, prestar atención, estarse quietos, y controlar el comportamiento impulsivo. A pesar de que algunos niños presentan principalmente comportamientos de falta de atención y otros son predominantemente hiperactivos e impulsivos, la mayoría de los individuos con TDAH presentan una combinación de ambos, lo cual puede hacer muy difícil que funcionen bien en la escuela, y ser causa de muchos problemas en casa.

Tipos de déficit en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

Como venimos comentando, el déficit de atención se suele presentar en forma de trastorno. Pero se trata de un trastorno complejo, los déficits predominantes pueden variar según la siguiente clasificación.

TDAH, presentación predominante hiperactiva-impulsiva

Los niños que presentan este tipo de TDAH exteriorizan síntomas de hiperactividad y sienten la necesidad de moverse constantemente. También tienen dificultad para controlar los impulsos. Aunque, por lo general, no tienen mayor problema con la falta de atención. Esta presentación se ve más a menudo en niños muy pequeños.

Suele ser más sencillo identificar las señales de este tipo de TDAH. Los chicos que lo padecen podrían tener dificultad para permanecer sentados en clase y para controlar su comportamiento.

TDAH, presentación predominante con falta de atención

Los niños que sufren esta clase de TDAH tienen dificultad para poner atención. Se distraen con facilidad, pero no tienen mayor problema con la impulsividad o la hiperactividad. A veces, se denomina de manera no oficial Trastorno por Déficit de Atención (TDA).

Los chicos con este tipo de TDAH pueden pasar inadvertidos porque no molestan en clase. De hecho, es posible que parezcan tímidos o que “sueñan despiertos”. Aunque puede que no tengan problemas de conducta importantes, su inatención puede provocarles muchas otras dificultades.

TDAH, presentación combinada

Quienes tienen este tipo de TDAH muestran problemas significativos, tanto de hiperactividad/impulsividad como de falta de atención. Sin embargo, puede que al irse acercando a la adolescencia disminuyan gradualmente sus problemas de hiperactividad/impulsividad. No obstante, tanto los padres como los profesores que tratan con niños con este tipo de trastornos, deben seguir serias pautas y ejercicios para ayudarles a mejorar. Además, seguir una guía para ayudar a los niños con TDAH en su desarrollo individual.

Síntomas del déficit de atención

Los síntomas de falta de atención son, probablemente, los más difíciles de percibir en edades infantiles. Sin embargo, es posible que sea uno de los principales motivos de consulta entre los adultos con TDAH.

La persona que padece déficit de atención se caracteriza porque:

  • Tiene dificultad para mantener la atención durante un tiempo prolongado.
  • No presta atención a los detalles.
  • Presenta dificultades para finalizar tareas.
  • Le cuesta escuchar, seguir órdenes e instrucciones.
  • Es desorganizado en sus tareas y actividades.
  • Suele perder u olvidar objetos.
  • Se distrae con facilidad.
  • No concluye lo que empieza.
  • Evita las actividades que requieren un nivel de atención sostenido.
  • Cambia frecuentemente de conversación.
  • Presenta dificultades para seguir las normas o detalles de los juegos.

El déficit de atención suele aparecer generalmente cuando se inicia la etapa escolar, debido a que se requiere una actividad cognitiva más compleja. Por lo general, persiste de forma significativa durante la adolescencia y la edad adulta.

El TDAH “puro” es poco frecuente. Cuando hablamos de TDAH “puro” nos referimos a que el trastorno se presente sin ningún otro trastorno asociado (comorbilidad). De hecho, se estima que el 70% de los pacientes con TDAH presentan alguna comorbilidad o trastorno psiquiátrico asociado.

Es importante tener esto en cuenta, ya que cuando el TDAH está asociado a otros trastornos comórbidos, el diagnóstico es más complicado, la evolución de los síntomas empeora y la respuesta al tratamiento puede ser menor.

También pueden aparecer:

  • Incapacidad de regular la atención o concentración durante el desarrollo de una actividad.
  • Incapacidad de esperar y planificar respuestas o acciones.
  • Incapacidad de quedarse quieto/a, necesidad de estar en movimiento constantemente

Se hace muy difícil comprender a estos chicos/as ya que aparecen con actitudes desafiantes, oposicionistas, y creadores de desorden.

test tdah

La batería clínica de evaluación de TDAH de CogniFit: Una herramienta fundamental para colegios y familias

Consecuencias del déficit de atención

En niños, el déficit de atención hace que su conducta se vea alterada, de hecho, en la mayoría de los casos es difícil controlar a los niños con este trastorno. Se debe prestar especial atención si la forma de actuar y de relacionarse tan negativa persiste durante mucho tiempo, podríamos llegar a pensar que este niño sufrirá de los mismos síntomas y consecuencias durante la adultez.

Las consecuencias más notables son:

  • Baja considerable del rendimiento escolar.
  • Baja autoestima a causa de sentimientos de frustración.
  • Problemas de conducta.
  • Dificultad para relacionarse con sus padres.
  • Aislamiento.
  • Rechazo social y discriminación.

En la adultez, los efectos del déficit de atención provocarán una disminución en la productividad del trabajo debida a la falta de concentración, por lo que las personas que presentan este trastorno suelen cambiar de trabajo constantemente. Además, cuentan con un historial académico que no les muestra como buenos alumnos en la escuela o en la universidad. Tampoco es raro que un adulto afectado haya pasado por varios fracasos en el plano sentimental.

Es posible que el diagnóstico de TDAH no se haya hecho durante la niñez porque el sistema escolar en el que estudió no reconoció el problema, o porque los padres no buscaron ayuda y simplemente catalogaron a su hijo o hija como “muy inquieto y distraído”.

La mayor parte de los adultos con este trastorno aprenden a funcionar en la sociedad y se adaptan a las labores de la vida diaria, pero se calcula que el 3% a 4% de ellos tienen un trastorno más severo que merece una evaluación exhaustiva, un diagnóstico certero y un plan de tratamiento realizado por psicólogos y psiquiatras.

¿Cómo lidiar con el día a día de un niños con déficit de atención?

¿Cómo lidiar con el día a día de un niños con déficit de atención?

Evaluación del déficit de atención

Evaluación sintomatológica

Las pruebas que miden los síntomas capitales del TDAH perfilan el cuadro sintomatológico del afectado. Suelen ser exámenes para valorar la atención selectiva, la atención sostenida, la concentración, la focalización del estímulo, el control inhibitorio de la atención, la impulsividad, la hiperactividad, el autocontrol, etc. Estas medidas sirven como indicadores y predictores del funcionamiento del niño/a en tareas que requieren esfuerzo atencional, como atender en clase, realizar las tareas, tareas de concentración, situaciones de estrés ambiental, capacidad de reflexión, capacidad de autocontrol, capacidad para autorelajarse.

Los perfiles sintomatológicos también nos ayudan a diseñar el tipo de intervención más adecuada para cada caso, y el tipo de tarea sobre la que trabajar como programas y juegos de atención visual, atención auditiva, instrucciones, entrenamiento neuropsicológico, modificación de conducta, etc.

Las tareas de atención evalúan el estado de alerta, la atención sostenida y la atención selectiva o discriminación atencional. Un ejemplo es el Test de Ejecución Continua de Conner (Conners’ Performance Test, CPT).

Evaluación cognitiva

Este tipo de pruebas de evaluación miden aspectos de tipo cognitivo, intelectual y comportamental (grado de funcionalidad del sujeto). Son indicadores del grado de destreza del niño/a la hora de resolver tareas cotidianas y de su rendimiento académico, social y cognitivo. También nos dan información acerca de la intensidad de las dificultades o hándicaps derivados del trastorno, así como indicadores de posibles alteraciones o problemas de tipo cognitivo como memoria, memoria de trabajo, velocidad de procesamiento, dificultades de autocontrol o autorregulación, razonamiento, resolución de problemas, impacto de los síntomas, etc.

Para medir la capacidad intelectual se utilizan pruebas de capacidad intelectual global, las cuales nos dan el índice de inteligencia general, determinan del nivel intelectual y madurativo global y nos informan sobre nivel de discrepancia entre el índice de inteligencia verbal (CIV) y el índice de inteligencia manipulativo (CIM).

Para medir el nivel de lecto-escritura y las destrezas como la memoria y el aprendizaje se emplean tareas de memoria y aprendizaje. Sirven para evaluar la memoria de trabajo y la memoria a corto plazo. Algunos ejemplos de estas pruebas son:

  • Subprueba Dígitos inversos del WISC-IV (The Wechsler Intelligence Scale for Children).
  • Prueba de Retención No Verbal de Benton.
  • Test de memoria y Aprendizaje (Test of Memory and Learning, TOMAL).
  • Test de Aprendizaje Verbal España-Complutense Infantil (TAVECI).

Para determinar la actividad de las funciones neuropsicológicas y ejecutivas se realiza una exploración neuropsicológica. Ésta nos ayuda a evaluar el desarrollo madurativo global de los niños e incide especialmente en la evaluación de las funciones ejecutivas y las áreas cognitivas del cerebro. Dicha exploración se realiza mediante la aplicación de pruebas y tareas reunidas en baterías de evaluación destinadas a medir diferentes parámetros e índices de funcionamiento cognitivo.

Las baterías neuropsicológicas (BNP) están compuestas por las siguientes pruebas y tareas de funcionamiento cognitivo:

  • Tareas de fluidez verbal.
  • Tareas de visión-construcción.
  • Tareas de planificación cognitiva.
  • Tareas de interferencia.
  • Tareas de razonamiento abstracto y flexibilidad cognitiva.

Evaluación conductual y emocional

La evaluación de la conducta y de la emocionalidad se realiza a través de instrumentos que permiten valorar los aspectos adaptativos e desadaptativos de la conducta de niños y adolescentes.

Estos instrumentos pueden ser usados de modo conjunto o por separado. En un mismo instrumento se incluye tanto la evaluación de los aspectos positivos (liderazgo, habilidades sociales, habilidades para el estudio, adaptabilidad, relaciones interpersonales, relaciones con los padres, autoestima y confianza en sí mismo) como los negativos (ansiedad, agresividad, problemas de atención, problemas de aprendizaje, hiperactividad, retraimiento, búsqueda de sensaciones, problemas externalizados, problemas internalizados, depresión, problemas de conducta, somatización, actitud negativa hacia el colegio, actitud negativa hacia los padres, locus de control, estrés social, sentido de incapacidad).

Para analizar si el paciente presenta, además, algún trastorno relacionado con la conducta, se realizan pruebas de medición de la conducta social y emocional. Éstas evalúan las conductas adaptativas y desadaptativas. Los dos instrumentos utilizados con mayor frecuencia son el Sistema de Evaluación de la Conducta de Niños y Adolescentes (Behavior Assesment System for Children, BASC) y el Child Behaviour Checklist (CBCL) de Achenbach.

 

Mi hijo tiene TDAH

Mi hijo tiene TDAH, ¿Qué hago?

Tratamiento del déficit de atención

El tratamiento principal, y que ha mostrado desde hace décadas su efectividad, es la terapia farmacológica, ya que permite corregir la disfunción cerebral durante las horas que hace efecto.

Según la presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil, hay varios fármacos que han demostrado su eficacia y seguridad. Algunos son del grupo de los estimulantes, como por ejemplo, el Metilfenidato, y otros se llaman fármacos no estimulantes, como la Atomoxetina.

Además del tratamiento farmacológico, se insiste en que es muy importante que los padres y los profesores sepan en qué consiste el trastorno y actúen en consecuencia. Cuanto más conozcan sobre el TDAH, más podrán ayudar a los niños.

A continuación, hay que explicarle al niño qué le ocurre y, sobre todo, si es mayor, hay que darle estrategias para mejorar la inatención. Estos niños muchas veces llegan a la adolescencia con una baja autoestima, con la sensación de que no son autosuficientes porque no hacen las cosas bien. Se trata niños que reciben muchas críticas a su alrededor. Esto debemos tenerlo en cuenta, porque en algunos casos el TDAH se complica con otros problemas: ansiedad, depresión, o trastornos de conducta y trastornos negativos desafiantes. En estas situaciones es muy importante que el niño reciba psicoterapia.

Por último, es fundamental el apoyo escolar y la realización de ejercicios para mejorar este trastorno. Tratar con un niño con déficit de atención o hiperactividad es complicado y, más aún, para los profesores que los tienen en sus clases. Los niños que padecen este trastorno presentan, lógicamente, dificultades a la hora de aprender, por ello los docentes deben adaptar sus enseñanzas a este tipo de alumnos. Estas son algunas de las pautas para niños con déficit de atención que suelen aplicar los maestros en sus clases:

  • Presentar la información de manera visual: Captar la atención de un niño con TDAH requiere mucho esfuerzo, sobre todo cuando el contenido se está dando de forma oral. Por eso, se recomienda acompañar las lecciones teóricas con diapositivas o imágenes que atraigan al alumno.
  • Sentarle en una zona tranquila del aula: Dado que su facilidad para distraerse es mayor que la de otros niños, es aconsejable ubicarlo en un lugar de la clase en el que haya pocas distracciones. Por ejemplo, hay que mantenerlo alejado de ventanas o zonas de paso y preferiblemente sentarlo en las primeras filas.
  • Explicarle las actividades personalmente: Aunque primero se realice una explicación colectiva para todos los alumnos, es conveniente volver a explicarle la actividad a él solo e, incluso, si es necesario comenzar a realizarla junto a él para comprobar que entiende la finalidad del ejercicio.
  • Evitar las comparaciones: uno de los problemas que padecen los niños con déficit atencional es la inseguridad, por lo que las comparaciones con otros alumnos no les ayudan. Hay que estudiar su capacidad de trabajo y presentarle retos que sea capaz de superar, así poco a poco irá mejorando su autoestima.
  • Buscarle un compañero adecuado: Para sentarse en clase o para realizar actividades por parejas es conveniente emparejarlo con un compañero con un perfil tranquilo y responsable con el que, además, tenga una buena relación. Así se fijará en él y le tomará como referencia a la hora de comportarse
  • Intercalar actividades teóricas y prácticas: En alumnos con hiperactividad es difícil conseguir que se mantengan sentados durante mucho tiempo. Por ello, lo mejor es alternar ejercicios teóricos con otros más prácticos en los que puedan moverse libremente por el aula. Así no se saturará y a la hora de estudiar estará más centrado.
  • Mejor calidad que cantidad: Dado que a los niños con TDAH les cuesta mucho más aprender, algunos maestros tienden a saturarlos con deberes extraescolares que después no son capaces de terminar. Vale la pena mandarles pocos ejercicios pero que los hagan bien que al revés. De esta forma tanto él como tú iréis percibiendo su evolución.
  • Ayuda psicológica, además de pedagógica: Es necesario recalcar que no todos los problemas de estos alumnos se centran en lo educativo, en ocasiones la solución se encuentra en aspectos de ámbito psicológico. Para ello, es conveniente alinearse con sus padres y consensuar reuniones para tratar los aspectos a mejorar a nivel emocional entre ambas partes.
  • Las normas por escrito: Para evitar conflictos con otros alumnos, y con su conducta en el aula en general, es adecuado fijar las normas de la clase por escrito e ilustrarlas. Para ello, lo mejor es plasmarlas sobre una pizarra y colgarlas en una pared cerca de donde se siente el alumno para que las tenga presentes.

Psicóloga en formación, especializada en la rama clínica. Curiosa, creativa y capaz

 

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