¡Feliz día del Maestro México!

Respuestas a esta discusión

Vínculo permanente Respuesta de Laura Risso el septiembre 11, 2010 a las 10:41pm

Ser maestro es ser ejemplo...Sarmiento está lejos de eso. Prefiero un himno al verdadero maestro. :)
Feliz dia a los que trabajan para los que antes eran llamados "barbarie" y hoy "marginales".
En mi corazón todos somos humanos, iguales...por eso los amo.
Siéntanse orgullosos de ser docentes, porque conlleva a quien lo hace desde el corazón, un acto de decencia.

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Vínculo permanente Respuesta de RAQUEL LAURA BAIGORRIA CIACCIO el septiembre 11, 2010 a las 11:06pm

Concuerdo con Laura...
Sarmiento, aún reconociéndole el espaldarazo que le dió a la escuelas argentinas, innegable, lo realizó a través de la consigna "Civilización o barbarie", refiriéndose a nuestros pueblos originarios, diezmados por la ambición y la codicia, no sólo de este ser, sino de muchos considerados "próceres" aún en este siglo, donde toda la información está al alcance que cualquiera que quiera investigar, diezmando sin piedad a nuestras valiosas culturas. Si se habrieran causas judiciales, nuestro gran Sarmiento, estaría considerado genocida por delito de lesa humanidad.
VIVAN LOS MAESTROS RURALES, VIVAN LOS MAESTROS DE CORAZÓN, VIVAN LOS QUE ESTAMOS AQUÍ, GRADUÁNDONOS EN EN NUESTRA PROPIA AUTOMAESTRÍA!!!

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Vínculo permanente Respuesta de juana raquel mareco rolon el septiembre 12, 2010 a las 8:07am

que celebren todos como se merecen....!

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Vínculo permanente Respuesta de Violeta Zurkan el septiembre 12, 2010 a las 2:22pm

Sé que se habló muy mal de Sarmiento,no tengo pruebas fieles de todo lo que se dice de él, porque no viví en esa época tampoco me guio por la historia, existió, estuvo, hice cosas buenas y malas seguramente como todos los mortales. Hoy vamos a quedarnos con las buenas. Les parece ?

*** Copio aqui una breve síntesis de su vida para todos aquellos que no tienen conocimiento de quién fue.

Ninguna fecha puede ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día en que pasó a la inmortalidad, en el año 1888, Domingo Faustino Sarmiento.

Y si hablamos de fechas, este maestro de maestros nació setenta y siete años antes, el 15 de febrero de 1811, en la provincia de San Juan, en un humilde hogar, convertido, a los cien años de su nacimiento, en museo histórico.

Hijo de doña Paula Albarracín y de don José Clemente Sarmiento, el deseo de aprender y enseñar se conjugaron en él desde muy joven: aprendió a leer de corrido a los 4 años y empezó la escuela a los cinco en la Escuela de la Patria, de su ciudad natal (1816). A los quince años fundó su primera escuela en San Francisco del Monte de Oro (provincia de San Luis), donde ya se desempeñaba como maestro de un grupo de alumnos que lo superaban en edad.

Este ilustre prócer llegó a ser, desde su multifacética obra, un gran luchador y una de las figuras más importantes de la historia latinoamericana: fue maestro, subteniente de milicias, escritor, periodista, senador, ministro, director general de escuelas, sociólogo, diplomático, gobernador, hasta convertirse en presidente de la Argentina.

Fue un activo militante político, lo que lo llevó varias veces al exilio, principalmente debido a su oposición a Rosas y al caudillo riojano Facundo Quiroga. En Chile, su actividad fue muy notable, tanto en la enseñanza (se le confió la organización de la primera escuela del magisterio de Sudamérica) como en el periodismo (publicó artículos en El Mercurio de Valparaíso y en El Progreso de Santiago). Visitó además Estados Unidos y Europa, donde publicó obras literarias y conoció a pedagogos y escritores.

En San Juan fundó el periódico El Zonda. De su obra literaria, se destacan: Facundo, inspirado en el caudillo riojano Facundo Quiroga; Recuerdos de Provincia, de corte autobiográfico; Viaje, donde cuenta sus experiencias en el extranjero; Vida de Dominguito, que narra la vida de su hijo adoptivo muerto en Paraguay; Educación Popular; Método de Lectura Gradual y Facundo, Civilización y Barbarie.

Como gobernador de su provincia natal, decretó la ley de enseñanza primaria obligatoria y, ya a los cincuenta y siete años, ocupó la Presidencia de la República (entre los años 1868 y 1874), época en la que promovió sus ideas liberales, que se centraron en los principios democráticos, las libertades civiles y la oposición a los regímenes dictatoriales.

Como presidente, Sarmiento estimuló aquello por lo que había luchado toda su vida: la educación y la cultura de su pueblo. Entre su vasta obra educativa, además de lograr que en este período la población escolar se elevara de treinta mil a cien mil alumnos, merece citarse la creación de numerosas escuelas primarias, la Academia de Ciencias, la Escuela Normal de Paraná (contrató maestros extranjeros), la Universidad Nacional de San Juan, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, la Biblioteca Nacional de Maestros y el Observatorio Astronómico de Córdoba. Interesado en la formación profesional de las fuerzas armadas, fundó la Escuela Naval y el Colegio Militar. Fomentó además el desarrollo del comercio, la agricultura y los transportes. Realizó el primer censo demográfico, alentó la inmigración, encargó la reforma del puerto, contribuyó al desarrollo de las telecomunicaciones y contrató a hombres de ciencia extranjeros.

Ya en 1881, como superintendente general de escuelas, fundó la revista El Monitor de la Educación Común, referencia fundamental para la educación argentina.

En su primer exilio a Chile, tuvo una hija, Ana Faustina (que se casó con Julio Belín y tuvo un hijo, Augusto Belín Sarmiento). Ella lo acompañó en sus últimos días.

En su segundo exilio, Sarmiento se casó con Benita Martinez Pastoriza, una viuda de la sociedad chilena, y adoptó a su hijo Domingo Fidel, más conocido como Dominguito, que murió en la guerra contra Paraguay.

Por cuestiones de salud, Sarmiento viajó a Paraguay (Asunción), donde escribió sus últimos artículos periodísticos y donde, finalmente, falleció, tan pobre como había nacido.

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Vínculo permanente Respuesta de Graciela Jam el septiembre 12, 2010 a las 7:26pm

Estoy de acuerdo.
Por más que se le pueden reconocer muchas cosas...considero que nunca el fin justifica los medios...
Viva el maestro por vocacion!!!

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Vínculo permanente Respuesta de Laura Risso el septiembre 13, 2010 a las 12:59am

Disculpame Violeta, pero no puedo obviar...no me quedo con "las buenas" a costa del derramiento de sangre. Así me debería quedar con "las buenas" de los militares, de los políticos ladrones, y con tantas "buenas" que se hacen justificaciones de actos de exterminio como ninguna.
Crean o no crean en la "historia" los libros que este personaje ha escrito lo dicen textual..eso no es palabra de historiadores, sino del asesino racista mismo.
Yo no festejo ni brindo por las buenas..y me enorgullece saber que me distingo de quienes si, prefieren decir feliz dia...a sabiendas de que pisotean el honor de muertos injustos.
Tu homenaje seguro es muy válido Violeta...pero el personaje a quien representan como ejemplo de la docencia..es INDECENTE.
La historia que nos estás contando, la sabemos todos, la aceptan como absoluta muchos, la desconocen otros tantos...y la repiten como única los que se basan en esas ideas para ir construyendo sus realidades....esa historia que se cuenta en los libros de lectura...es parcial y tendenciosa.

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Vínculo permanente Respuesta de Laura Risso el septiembre 13, 2010 a las 1:13am

El copia y pega a veces nos engaña, puesto que dice que:"...ocupó la Presidencia de la República (entre los años 1868 y 1874), época en la que promovió sus ideas liberales, que se centraron en los principios democráticos, las libertades civiles y la oposición a los regímenes dictatoriales".
Cuando fué un gran dictador, represor y genocida. Si estuviera vivo sería llevado ante los tribunales por crímenes de lesa humanidad. Entonces ¿De que oposición a la dictadura habla?

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Vínculo permanente Respuesta de Graciela Jam el septiembre 13, 2010 a las 8:05am

Estoy de acuerdo con Laura. No es un personaje de nuestra historia para poner como ejemplo en el día de maestro.
Por empezar, está tan cuestionado que si origina discusión, no sirve..Sería, precisamente para un tema aparte de historia de nuestro pais...

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Vínculo permanente Respuesta de Violeta Zurkan el septiembre 13, 2010 a las 1:17pm

Chicas, toda la historia de la humanidad esta marcada con sangre, TODA!
Si vamos a profundizar este tema deberiamos abrir otro foro. El día del maestro se marca para recordar, pero todos sabemos que ese trabajo tan noble de ser Maestro se festeja todos los dias del año.
No entiendo porque se quedan prendidas con Sarmiento, la verdad. Si no estan de acuerdo perfecto.
Nadie hablo del hermoso poema titulado "Ser Maestro"-
Solamente se abrió esta discusión para felicitar a todos los maestros, el que tenga alguna canción nueva para homenajear a los maestros que la coloque, adelante!

Felicidades a todos los MAESTROS, más alla de quién fue o no Sarmiento!!!!!

pd / No ganamos nada con el odio y resentimiento por cosas del pasado que apenas sospechamos. Hay tanta injusticia en el mundo que a estas alturas almenos nosotros desde aqui deberiamos saber disernir y elegir en que estado de pensamiento queremos responder o dar una respuesta a cualquier información.

Abrazos!
vi.

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Vínculo permanente Respuesta de Laura Risso el septiembre 13, 2010 a las 6:19pm

La vida se construye paso a paso, y el pasado es el mapa que nosotros dibujamos para saber hacia donde queremos ir.
El odio, en mi caso, no tiene el apellido Sarmiento.
Pero ignorar el pasado histórico de una Nación es seguir repitiendo viejos errores.

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Vínculo permanente Respuesta de Violeta Zurkan el septiembre 13, 2010 a las 6:43pm

Lauris, te agarró fuerte la gripa? ( jajajajaja ) no estoy ignorando , estoy soltando para poder construir HOY un presente mejor.

Abrazos amiga!
Besos de luz.
vi.

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Vínculo permanente Respuesta de RAQUEL LAURA BAIGORRIA CIACCIO el septiembre 14, 2010 a las 11:40am

Después de mi pataleo... les envío esto para contribuír en forma positiva para honrar a TODOS los maestros, conocidos e ignotos, instrucctores y profesores, de las grandes urbes y rurales, pero especialmente a todos los que buscan su propia MAESTRÍA.

SOBRE EL BUEN MAESTRO

El buen maestro, no es el que más enseña, sino el que más aprende, y utiliza lo aprendido para nutrir a su clase, no desde el nivel de la mente, sino desde el nivel del alma. De esta manera, lo aprendido se incorpora al que aprende con una aceptación total, entonces lo aprendido no es una teoría, es una vivencia.
Enseñar bajo esas condiciones, libera canales para que los alumnos evolucionen como seres humanos plenos.
El buen maestro es el que logra captar de inmediato el espíritu global de su clase, realiza una gran síntesis vibratoria, y a cada uno de sus alumnos puede llegar en un nivel entendible, aunque lo explicado sea de una sola vez y una sola cosa.
El buen maestro es un borrador, y un liberador de bloqueos, para que sus alumnos puedan interpretar intuitivamente lo que él les transmite a través de las palabras, los gestos, y la modulación de su voz.
En realidad todas estas cosas son solo el bello traje que envuelve el lenguaje álmico del maestro.
El buen maestro está siempre receptivo a la enseñanza de su alumno. Cada gesto, cada respuesta, cada silencio es una información que el maestro incorpora al instante, para nutrirse, dar respuestas, contener, aprender y por ende mejorar como maestro. Una clase es una clase por separado para maestro y alumno.
Cuando el maestro tiene el servicio como una meta, no hay obstáculos en el mundo que pueda detener su plan. Esto lo demuestran a lo largo de los tiempos y en la actualidad, seres que se entregan al rescate del prójimo, en los lugares más carentes, más inaccesibles, sin salarios ni honorarios. La enseñanza de estos maestros nunca se olvidan, pues moldean, sutilizan artesanalmente el alma de sus alumnos, que podrán, a lo largo de sus vidas, no pasar de niveles primarios de instrucción, pero serán almas nobles y crecidas, dispuestas al servicio, con corazones abiertos y con la sabiduría propia noble del hombre simple e inocente.
El buen maestro es flexible como un mimbre. Nada lo aparta de su objetivo final, el es un despertador para aquellos que Dios pone en su camino. El gran libro que utiliza el buen maestro es la vida misma, allí está todo lo bueno que debe transmitirle a sus alumnos, allí está todo lo que él debe aprender.
La prioridad del buen maestro, no es enseñar, es aprender. Se devora la vida a cada instante, cada instante es una meditación que lo estremece y lo sutiliza, lo regocija y a su vez lo compromete como vehículo para la elevación espiritual de sus alumnos.
El buen maestro no planifica ni prepara sus clases, siempre es receptivo a lo que el grupo necesita, en ese día y en ese momento. La vida es su gran programa de estudios, una hoja que cae, un arroyo que serpentea, la tierra, un niño que tira una piedra, todo sirve como disparador de una clase magistral, pues él aprende enseñando. Es un canal por el que circulan soplos de energía transformadora desde el núcleo divino, hasta el centro solar de sus alumnos, quedando éstos expuestos y pasivos a la manifestación superior que todo lo sutiliza, es el gran momento donde la comunión entre maestro alumno sintetiza la unión entre el hombre y el cielo.
En estas situaciones es donde se despejan las conciencias de los grandes seres que han iluminado e iluminarán a la humanidad desde su labor planetaria.
La humanidad está hambrienta de maestros, no de docentes. Todo docente es un potencial maestro, al que le cuesta trascender el plano mental. Cuando el docente logra sublimar las motivaciones de la personalidad, e incentiva las motivaciones del alma, se transforma en maestro, sirviendo a la vida desde la enseñanza amorosa y planetaria.
Maestro puede ser desde el peón de campo, hasta el más importante ingeniero atómico. No nos olvidemos que las almas más comprometidas eligen vidas más duras para encausar su evolución y que la maestría es tarea del alma, no del intelecto.
Los grandes planes de crecimiento planetario, necesitan y necesitarán buenos maestros, que transmitan amor, sabiduría, comprensión, y por sobre todas las cosas humildad.

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