¿Qué puede explicar que en una sociedad libre, niños de diferentes culturas y grupos étnicos demuestran tener valores y aspiraciones similares? JeongMee Yoon Un día, la fotógrafa coreana JeongMee Yoon (1969) se percató de que todas las posesiones de su hija Seowoo de 5 años era rosas. Las distribuyó por su cuarto y empezó a disparar fotografías. A partir de ahí comenzó a indagar, visitó a vecinos y amigos y descubrió que el de su hija no era un caso único. Por eso se dedicó a viajar por distintos países para realizar este curioso trabajo fotográfico y antropológico que pretende explorar la obsesión de la sociedad actual por acumular, poseer y catalogar objetos. Cuando mi hija tenía cinco años, adoraba el color rosa tanto que sólo quería llevar ropa de color rosa y jugar con juguetes color rosa. Descubrí que era bastante común entre las niñas de esa edad tanto en EEUU como en el Sur de Corea. Es un fenómeno que ocurre en diferentes países, independientemente de los grupos étnicos o el nivel social de las familias. JeongMee Yoon En 2007 se publicó su libro “The Pink and Blue Project” y una de las fotografías se convierte en portada de la mítica revista Life Magazine lo que le aporta fama mundial.

Su trabajo ha estado expuesto en varios países y los que han asistido comentan lo siguiente: A primera vista las fotografías que muestran a niños risueños, con aspecto inocente, inmersos en su color preferido, resultan divertidas, encantadoras, y hasta cómicas. Sin embargo, cuando los retratos se contemplan como una colección de estudios, en el contexto frío de un museo o un una sala de exposiciones, la serie cobra un aire gélido. Los gestos, las posturas e incluso la manera de vestir de los niños llegan a calcar las características estéticas de los objetos coleccionados. La simbiosis entre artículo y niño es tan estrecha, que algunos de los pequeños personajes llegan a confundirse con sus entornos. Respecto a la técnica fotográfica empleada, JeongMee utiliza una Hasselblad 6×6, con la apertura más pequeña, f-22, para conseguir que todos los objetos que aparecen en el retrato puedan enfocarse con la misma precisión, como si de una pintura se tratase. Ella dispara entre cinco y ocho rollos de película en cada sesión fotográfica, produciendo unas noventa pruebas entre las cuales elige la fotografía definitiva. La autora propone reflexionar sobre las siguientes preguntas en esta colección: ¿Qué puede explicar que en una sociedad libre, niños de diferentes culturas y grupos étnicos demuestran tener valores y aspiraciones similares? ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Son los padres de los niños? ¿Los departamentos de marketing? ¿Los medios de comunicación? … o los niños mismos? Las respuestas son múltiples pero en este blog nos vamos a centrar en 4 conclusiones del interesante trabajo de esta artista: 1. UNIFORMIDAD DE LA GLOBALIZACIÓN Por mucho que Barbie y Hello Kitty hayan impulsado el color rosa-chicle como signo internacional de dulzura y feminidad, las niñas de cualquier cultura no contaminada por la televisión viven en multicolor. Recuerdo los bellos colores de los ponchos de las culturas indígenas sudamericanas o los preciosos saris indios. Y lo mismo respecto al azul Superman. La uniformidad de identidad que nos impone el neoliberalismo globalizar solo beneficia a las corporaciones y no a nosotros. Parece que además de soberanía alimenticia, económica y cultural debemos empezar a reivindicar la soberanía cromática. 2. EXCESO DE JUGUETES La verdad es que me he planteado qué pasaría si yo pusiera en el suelo todos los juguetes de mi hijo y seguramente saldría lo mismo aunque de variados tonos. Pero la mayoría de los juguetes que tenemos son regalados. Sólo en Navidad los niños españoles pueden recibir hasta 14 juguetes de media con un costo de 180 euros. Urge un debate social y una mayor concienciación personal sobre este tema porque no tiene sentido que cada familia tengamos una fábrica en casa. Redes sociales para compartir juguetes, pasarlos de familias en familias y no almacenar en casa es una forma de aprovechamiento colectivo de todos esos juguetes. Aquí hemos presentado la web: “No lo tiro, te lo regalo”. Y también debemos canalizar los regalos materiales a otro tipo de ofrecimientos: ir a un espectáculo con el niño, llevarlo a una excursión al bosque, … hay miles de posibilidades para regalar que no implican un juguete. 3. CONSUMISMO Los niños se entretienen con todo, apenas necesitan juguetes porque su imaginación es desbordante. Pero si de tener juguetes se trata, también existe la opción de construirlos nosotros mismos en papel como estos clásicos o estos más tecnológicos de forma barata, divertida y sobre todo compartida. 4. SOLEDAD DE LOS NIÑOS En esas impactantes fotos supongo que aparecen los niños solos por exigencias del guión, pero se siente la soledad a pesar de la infinidad de objetos. Como dijimos en el post de “pues mi padre me viene a buscar” la abundancia no está reñida con una buena crianza, pero todos sabemos que la mejor inversión para nuestros hijos es TIEMPO Y PRESENCIA. “Un juguete es un medio de relación entre padres e hijos, nunca debe ser un sustituto. Un aspecto clave es el tiempo que los padres dedican a sus hijos” María Costa Directora de Pedagogía del Instituto Tecnológico del Juguete Como conclusión: Ojalá estos nuevos tiempos de simplicidad, menos es más y valores más humanos nos hagan recuperar el arcoiris y LAS RISAS DE LOS NIÑOS EN LA NATURALEZA que es lo que les falta a los niños enjaulados de las fotos. Los niños de las pinturas de Donald Zolan eran mucho más felices… Sitio oficial: JeongMee Yoon

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