Siento, luego actúo

Una tarde soleada, la familia entera salió a pasear y aprovechando que andaban cerca del supermercado entraron a comprar. Una actividad que los padres necesitaban hacer en ese momento pero que al niño le resultaba aburrida y poco atractiva.

Mientras el padre miraba los productos que necesitaba, el niño de 5 años empezó a correr por los pasillos y a dar vueltas sin dejarles mirar con tranquilidad lo que necesitaban comprar.

La madre se detuvo, le miró a los ojos y le dijo. Hijo, ¿te das cuenta que el aburrimiento te hace hacer cosas que en un supermercado no se deben hacer? Sí quieres mientras mama y papa hacen la compra te propongo que busques en el pasillo de los juguetes un dinosaurio. Esta actividad motivó al niño y durante un buen rato estuvo jugando a buscar animales.
¿Por qué se comporta así? Ir más allá de la conducta

En ocasiones, los padres tenemos que hacer cosas junto a nuestros hijos que no son de su gusto pero es necesario hacerlas. Ellos tienen que aprender a respetar ese tiempo y a comportarse como es debido, pero mientras esto sucede les tenemos que ayudar a identificar los sentimientos que les llevan a comportarse como lo hacen.

En el caso anterior, el aburrimiento le llevaba a comportarse de forma inadecuada pero sus padres en lugar de reprenderle por ello, entendieron lo que le pasaba y le ofrecieron alternativas para saber cómo entretenerse hasta terminar la compra.
Enseñar a identificar emociones

El niño tiene que aprender que sentir cólera, tristeza, envidia, alegría, enojo, frustración y otras emociones es normal y sano pero que lo que no debe permitir es que éstas emociones dirijan su vida y condicionen su pensamiento.

Para ayudar a los niños a identificar estas emociones y a desarrollar la consciencia sobre sí mismo, os invito a que elaboréis un juego de memoria, ideal para niños de 3 a 6 años con fotografías personales representando diez emociones: asombro, llanto, duda, festejo, rabia, alegría, amor, miedo, tristeza y enojo.

Podemos imprimir las fotos que saquemos del niño y jugar a emparejarlas con las imágenes de los niños que os presento. El juego consiste en poner en un lado las fotos de nuestro hijo y en el otro las imágenes del niño con diferentes emociones y hacer parejas.

Es un juego divertido para realizar en familia y sobre todo para hablar de los sentimientos que tenemos y lo que éstos nos llevan a hacer.



Leticia Garcés Larrea, Licenciada en Pedagogía.



¡Deja tu comentario, es importante!


¡Tienes que ser miembro de E.A.C. para agregar comentarios!

Join E.A.C.

Enviarme un correo electrónico cuando me contesten –

contador visitas gratis