Todas las enfermedades simplificadas en 5 principios.

Aristóteles contribuyó a perfeccionar el sistema geocéntrico, fue tan preciso que permitió ser aplicado por 2000 años.
Un paradigma que, a pesar de contar con cierta complejidad, en la práctica funcionaba admirablemente, permitió el desarrollo del arte y de las técnicas y estaban a salvo las ideologías religiosas más radicales.
Sin embargo, en cierto punto, algunos fenómenos se estaban tornando demasiado complejos, hasta inexplicables para un paradigma que se había quedado sin respuesta.


Una acción, de consecuencias sorprendentes, que las 5 leyes biológicas imprimen a la medicina es: la simplificación.
Si de un lado el volumen de la medicina académica hoy son infinitas enciclopedias del otro, las leyes biológicas lo reducen al mínimo.

Para la comprensión de una patología alcanza con saber el tejido involucrado y en cuál de las 4 hojas embrionarias se origina.; así se deduce la función biológica y su comportamiento en la curva bifásica en base a la tercera ley biológica
No hay mucho más que esto.
De esta forma, a partir de un síntoma, que es la manifestación de la fisiología especial de un tejido en particular, se puede conocer, rápidamente, cuál es el área cerebral que lo conduce y en qué fase del proceso orgánico se encuentra. Además se puede prever con precisión su evolución.

La medicina convencional no puede, con el conocimiento que tiene hoy, tener esta precisión.
En efecto, la nosografía aparenta un elenco interminable e incoherente, porque para cada combinación de síntomas necesita crear una patología, con sus propias características, factores de riesgo y sus excepciones…
Por ejemplo, estamos habituados a considerar a la artritis psoriásica una enfermedad estática y específica con una patogénesis propia: ahora en vez separamos, según las leyes biológicas, cada síntoma y tejido implicado.
Se separan las calcificaciones del tejido óseo, de las ulceras de la piel.
El primero es un proceso de necrosis y calcificación conducido por la sustancia blanca del cerebro durante una fase de reparación en suspenso con recidivas y que es la reacción a una vivencia particular.
Mientras que la ulcera y la inflamación del epitelio (con las típicas lesiones de la psoriasis) son producidas por dos procesos superpuestos, conducidos por la corteza sensorial en reacción a dos eventos que, probablemente, no tengas relación con eso que causó las calcificaciones óseas.
Separar y poner en su lugar cada síntoma es condición esencial para poder tener una clara idea de que cosa esta sucediendo y poder en consecuencia hacer alguna cosa diferente.

Con la forma actual de clasificación la lista de patologías se alarga en exceso. Por ejemplo de la artritis hay más de 100 diagnósticos distintos.
Sin embargo el fenómeno de base es siempre el mismo: necrosis y calcificación ósea, que se manifiestan de forma diferente de acuerdo a como se desarrolla la curva bifásica, interponiéndose y estirándose en infinitas combinaciones.
Todo el resto, que se describe como parte de una artritis particular, pero que se origina en otro tejido tiene su propia evolución autónoma y no son dependientes entre sí.

Cada nuevo coctel sintomático - o síndrome - tiene un nombre nuevo, muchas veces identificado con el nombre de quien fue que lo describió por primera vez, en un esfuerzo por mantener bajo la misma ala, manifestaciones que no tienen nada que ver una con la otra.

Sucede así que una patología codificada puede presentar más excepciones que características ciertas: como por ejemplo la tiroiditis crónica autoinmune (o también de Hashimoto) para la cual se describen 3 situaciones diferentes:
1- tiroiditis de Hashimoto propiamente dicha, caracterizada por bocio difuso con o sin hipotiroidismo
2- tiroiditis autoinmune asintomática con impronta atrófica, definida por la positividad de auto anticuerpos, sin bocio y con franco hipotiroidismo
3- mixedema idiopático, que se manifiesta con hipotiroidismo clínico, sin bocio y con anticuerpos generalmente negativos.

Esto significa que los síntomas que caracterizan a la inflamación de la tiroides son: bocio si y bocio no, hipotiroidismo si, hipotiroidismo no, anticuerpos presentes y anticuerpos ausentes. 
La confusión es legítima desde el momento que se intenta juntar procesos, de órganos diversos, que van, cada uno por un camino distinto.

En vez, cuando se tiene la oportunidad de ver el movimiento de la embriología de los tejidos y de su función nos damos cuenta que la madeja se desenreda sola y tenemos la punta en nuestra mano.
El primer paso es mantener los síntomas separados, sin concederles ningún contacto, ninguna relación.
Frente al caso real, se verifica que el bocio es provocado por la inflamación de los ex conductos tiroideos (vestigios de cuando la tiroides era exocrina) en fase PCL-A; por otro lado se verifica que el hipotiroidismo (siempre que sea clínico) es consecuencia de muchas recidivas al interior de una PCL en suspenso de la glándula tiroidea (de origen endodérmica). 
Los dos procesos son diferentes e independientes, uno gestionado por el neoencéfalo y el otro por el paleoencéfalo. 
El primero puede tener una evolución y una recuperación rápida de la función (en ausencia de recidivas), el segundo, sabemos, que no podrá volver a la condición inicial sin poner en peligro al organismo.

Se comprende que, muy seguido, el nombre de una patología no nos da ninguna información sobre la condición de la persona, porque diciendo ¨tiroiditis de Hashimoto¨ no podemos saber nada: si tiene o no bocio, si tiene o no hipotiroidismo, o si tiene o no anticuerpos. 
Como no podemos saber nada de una persona que padece ¨Lupus¨, síndrome que tiene una cantidad de síntomas para llenar un libro:
Fiebre, malestar general, artralgias, mialgias, fatiga, déficit de capacidad cognitiva, eritema, alopecia, ulceración de la mucosa oral, nasal, urinaria y genital y otras lesiones cutáneas, lesiones en la mucosa periorbitaria del ojo, artritis, anemia, trombocitopenia, leucopenia, síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos, pericarditis, miocarditis, endocarditis, endocarditis de Libman-Sacks, ateroesclerosis, pleuritis, derrame pleural, neumopatía crónica intersticial, hipertensión pulmonar, embolia pulmonar, hemorragias, hematuria, proteinuria asintomática, nefritis, glomeruloesclerosis segmentaria y focal, glomerulonefritis membranosa, cefaleas, delirio, enfermedad cerebro-vascular, convulsiones, polineuropatía, ansiedad, psicosis, hipertensión endocraneana con edema papilar, parálisis, Sme Guillan Barre, meningitis aséptica, neuropatía autonómica, mononeuropatía, corea, miastenia gravis.

Impresionante. Como puede ser que esta lista de síntomas sea considerada una sola cosa llamada ¨lupus¨. Entiendo lo difícil y fastidioso que es para un médico desenredar esto y hacer de la mejor manera posible su trabajo.
El cuerpo es en verdad mucho simple en su lógica y al mismo tiempo complejo en la admirable ejecución de sus tareas.

Cuando se habla de ¨lenguaje biológico¨, incluso el nombre de las patologías más comunes se tornan etiquetas aproximativas, como por ejemplo, ¨la gripe¨:
¿Tienes gripe en qué sentido? ¿Qué sientes? ¿La nariz tapada? ¿Tal vez dolor de garganta?
¿Dolores musculares? ¿Fiebre? ¿O acaso tienes dolores abdominales y diarrea? 
Cada síntoma es una cosa diferente e independiente de los demás síntomas, no son uno causa del otro. Cada uno tiene un sentido biológico.
En efecto, cuando 3 personas dicen tener ¨gripe¨, pueden tener los 3 síntomas distintos, ninguno de sus 3 cuerpos están haciendo el mismo trabajo. Pero a los tres les dicen que tienen ¨gripe¨.
No se puede pretender una irrenunciable precisión partiendo de una aproximación.

Entonces con tu cuerpo ¨divide y reinaras¨, porque la naturaleza hace las cosas simples y con el mínimo esfuerzo.
En el momento que te encuentres de frente a una etiqueta diagnóstica es esencial que no te cierres al nombre y que pruebes preguntarte ¨si, pero concretamente, ¿quequé hace?¨

Este enfoque es extraordinario y revolucionario y evidente, sin embargo tiene un efecto colateral: poder observar las cosas con claridad y en un modo simple significa también poder tener un cierto control pero sobre todo nos obliga a tomar responsabilidad.
En el ámbito de la salud estamos completamente deshabituados a ser responsables por nuestra salud, por lo tanto no se puede culpar a ninguno que, por el momento, no se sienta dispuesto a cambiar de perspectiva.

¡Te esperamos en las Próximas fechas de nuestro  Taller Intensivo!

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