Momento valioso, para reencontrarse con el ámbito donde transcurrirán los días que este año nos deparará como educadores, desde las reuniones de directivos con docentes, entre pares, con madres y padres y el más importante con los chicos todos y cada uno.
Es en estos días cuando la escena se va completando, es un cuadro que sería bueno tener presente durante todo el pasaje del año. Estamos todos los que tenemos que estar, para que este proceso esté en movimiento y así pueda pasar lo que queremos que pase y esté despejado para ver con claridad lo que surja sin plan.
Nadie sabe o todos sabemos algo de lo que va a pasar.
En este tramo de inicio, se llega trayendo expectativas, inquietudes, temores, ilusiones, prejuicios, ganas y un manojo de saberes. ¿Qué hacer con toda esa mochila llena? ¿Qué lugar tiene lo que aún no se sabe?
Es bueno saber qué traen los chicos, los alumnos, al aula, es necesario para poder mostrar lo que nosotros les vamos a ofrecer como maestros. Tenemos mucho para enseñarles y esta bueno sin desechar a priori nada de lo que viene con ellos, ayudar a ordenar sus cosas para que haya lugar para tanto nuevo por descubrir y aprender.
Especialmente y de manera explícita es en el jardín de infantes -o educación inicial- donde se viene desarrollando el tiempo de adaptación para los chicos y sus padres frente a la propuesta que ofrecen los establecimientos educativos a través de los docentes.
Pero este tiempo podría ampliarse para todos los ámbitos de educación de chicos y adolescentes, si pudiéramos claro, acordar que ese espacio de adaptación es el tiempo donde los adultos les muestran a los chicos cuál es el lugar donde se van a ubicar para acompañarlos durante su educación, cada uno con su forma de estar presente, con su potestad y claridad de rol.
Así, entonces, luego de que estén expuestas las necesidades materiales, las directivas en cuanto ideas de cómo se desarrollará la labor en las aulas, las rutas temáticas de los contenidos que se abordarán y detalles básicos de bienestar en la institución, podríamos crear un espacio de espera, de observación e intercambio de sentires o lo que cada uno sienta como adaptación para brindar confianza y confiar dejándose llevar por la elección tomada.
Esto es para todos de potente y liberador, los directivos, docentes, los padres y los chicos que están ahí mirando al frente, lo que está por venir.
Carlos M. Iglesias
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