APRENDIENDO A FLUIR

Encuentros con magia. A veces ocurre, sólo a veces, que estamos tan sueltos de todo que permitimos que se produzca.Hay momentos que encuentran un lugar propio en el disco duro de nuestra memoria. vendrán a nosotros aun sin llamarlos y nos recordrán que algo importante cambio el rumbo de ciertas cosas de nuestra vida.La moda de la fluidez no es casualidad. El mundo occidental que nos toca vivir está saturado de experiencias enlatadas, frias, sin raiz alguna. Navegamos en un torrente cuyo destino final es la busqueda desesperada del exito, la satisfacción y la autorealización personal. Hemos llegado a creer que estamos en posesión de la piedra filosofal de Harry Potter. Emulamos lo que suena a correcto, a auténtico, a moderno, a eficaz. Buscamos de sol a sol la sensación de fuidez. Esa sensación en la que las cosas nos vienen a favor, se alinean con nuestros deseos, y sin embarg qué poco cosechamos esta realidad. la sensación de fluir con las cosas de la vida no tiene nada que con premeditaciones, con formulas calculadas. Más bien fluir es dejarse llevar por la confianza de que lo importante no es atrapar las cosas, sino dejar que las cosas vegan con la misma naturalidad con que a menudo se van. Aprender a leer el pentagrama musical de lo que nos sucede "ahí fuera" es una actitud de vida. Nace de un verdadero deseo por hacer las cosas bien, de una verdadera búsqueda de las claves para avanzar cualquiera que sea el camino que uno tome.El exito empresarial, la autorealizacion personal, el lado armonioso del amor humano, el dinero o el poder no son sino afluentes que van a para al mismo rio:tener un sentido que nos haga movernos. De una y mil maneras buscamos esta brújula. Fluir con la vida, avanzar hacia el futuro que queremos para nosotros, es el verdadero punto de apalancamiento para disfrutar con lo que quiera que tengamos entre manos.Pero estamos como programados para cosas totalmente distintas que nos impiden dejarnos caer en esa estado-sensación de continuo constante. La programación que recibimos desde niños no está enfocada a afinar ese sexto sentido que sirve de gps al fuir. Esta pensada para evitarnos el dolor, el fracaso, el desamor. Es cuestión de tirar del hilo de nuestras motivaciones para llegar a descubrir esto. Incorporamos formulas aceptadas por otros para manejarnos en nuestro día a día, pero tardamos muchos en aprender a incorporar ese otro "quinto elemento" que nos ayude a saber cuando hay que girar rumbo. La bendita intuición que tanto maltratamos es eso que anhelamos como factor diferenciador. Saber manejar la intuición es todo un entrenamiento alejado de técnicas frias o métodos estudiados. La intuición es como esa antena de alta frecuencia que sirve para captar frecuencias o personas desde un nivel mucho más profundo que desde la pura razón y lógica. La intuición es eso que despertamos cuando percibimos mucho más de lo que hay en una fotografía que llama nuestra atención. Es ese saber ller más allá de lo que estamos viendo. Cualquier foto de una amanecer o atardecer evocador, si lo vemos estando en un momento de tranquilidad,provoca que uno vaya más allá del fotograma concreto.Esta antena magica sólo funciona a ciertas revoluciones, muy distantes a las que estamos acostumbradar a funcionar. Nuestros retos mas cotidianos requieren de otras habilidades que nos hacen relegar constantemente esta quienta esencia de la vida: la intuición para leer la vida.Entrenar algo es disciplina al principio, esfuerzo constante y deseo de conseguirlo. Durante años he entrando la intuición dejando sumergir en la experiencia que se escondía en el efecto Sungurue que me tendían ciertas montañas que me llamaban a ser subidas. Mi querido Himalaya, mi Mont Blanc, mis Alpes solitarios, mis duros Pirineos. Siempre que he ido a la montaña ha sido para retarme conmigo mismo en algún sentido. Llegar a la cima ha sido la constatación de que lo imprtante era intentarlo, conseguirlo es a veces una consecuencia, pero no es el ni mucho menos la lección más importante que aprendes. El alpinismo ha sido mi disciplina durante un cierto tiempo para afinar ese sexto sentido del valor de las cosas: ese ¿qué coño hago en mitad de esta montaña? ha sido siempre un ajuste de tono a muchas de mis perspectivas vitales. Pero esta es ólo una de las maneras. Viajar, conocer, amar sin reparos, esforzarse sin tregua tambien afinan nuestra sensación de fluidez. Todo cuanto suene a apoltronamiento vital es enemigo de la intuición. Tener una intuición dinámica que nos permita ser flexibles en todo momento, fluyendo con lo que ocurre, es eso que tienen ciertas personas cuya mera presencia despierta en uno la sensación de chispa energizante.Los encuentros con magia son precisamente eso. Momentos en los que la situación está siendo vivida ds una naturalidad tal que las cosas fluyen y uno está como absorto. Disfrutando sin darse cuenta de lo que se disfruta, sufriendo sin notar que uno sufre, esa es la sensación limpia que todo lo cambia. Cuando se fluye se está sin estar, se sabe sin saber, y se siente sin sentir.
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