Encuentro con la Naturaleza...

Dedicado a la Madre Naturaleza, en un viaje que llenó mis sentido y me hizo sentir viva de nuevo ¿Cómo es que las ciudades nos alejan tanto?!

Al fin encuentro un lugar íntimo contigo, cuán ansiosa estaba de encontrarme contigo y sentir tu aliento en mi ser, recordar que vengo de tí, del amor y nutrición que me has dado durante mi vida, de la paciencia con la que tratas a todos los humanos. Al principio, mientras más cerca llegabamos, una emoción de placer me abrumó, quería grabar en mi mente todos los paisajes tuyos que veía en el camino, y luego, cuando apenas baje del carro para encontrarme contigo frente a frente, una sensación de bienestar y, a la vez, de miedo me invadió, mi cabeza daba vueltas y sentía que me faltaba el aire, como si no encajara en tí y a la vez sintiendome en casa, será tu modo de bienvenida, la primera purificación que me diste.Mientras acomodaba las cosas en el cuarto d ela casita de campo tradicional, experimentaba el frió de tu clima, tenía tiempo que no lo sentía, y estaba agradecida por ello, mi respiración se agitaba, sabía que el choque entre el aire puro que entraba en mis pulmones con el esmog que traía de la ciudad. Hasta que terminé y decidí salir a disfrutar el atardecer y la noche en tus claroscuros, oía los grillos cantando a nuestro encuentro, casi los había olvidado, y tu suave brisa fría limpiandome la cara. Dormí rico aquella noche.>

Justo en la mañana, luego de terminar unas cosas, ansiosa de difrutar ahora de tí a plenitud, salí a tu encuentro, era todo tan fresco, renovado, puro, hermoso, salvaje y delicado a la vez, me adentré más entre los árboles, flores, maticas, todo me parecía tan bello, maravillada como si fuera la primera vez, y toqué tus hojas y flores y sentía cómo te estremecías bajo mis caricias, sentía la gran energía que me transmitías y traté de aprovecharla al máximo, y cómo tu brisa me acariciaba el cabello y las mejillas, como si me dijeras lo mucho que me extrañabas. Todo eso me hizo recordar cuando subía a tus árboles y sentada en un arbusto, me mecías mientras mis cabellos jugaban con las hojas y el sol me pegaba la cara y lo veía como mil pedazos de cristales entre las ramitas, y cuando me dedicaba más a sembrar pequeñas semillas de luz en tus entrañas, para luego verlas crecer y florecer agradecidas a la vida.

Caminando entre los matorrales y altísimos árboles sentía que volaba entre nubes de verde, cada pequeño insecto que veía me daba la bienvenida, me sentí renovada y te agradecí por ello, me llené de felicidad al ver cómo mis hijas disfrutaban el estar entre tí, como si estuvieramos en casa, y luego pienso, qué ignorantes somos al creer que las ciudades son y deben ser los lugares más importantes para el desarrollo y bienestar del ser humano! No hay como la Naturaleza, donde nos podemos revitalizar a cada instante y donde nuetsras celulas se renuevan a cada momento, ahí pertenecemos y recordamos nuestra esencia, de la Naturaleza venimos y hacia ella vamos, tarde o temprano regresaremos, pero ¿por qué no ahora antes de que el arrepentimiento nos gane?¿Cuánto más falta para estar en tí, cuánto más falta para ganar la vida? En tí encuentro todo lo que necesita mi cuerpo, mi mente y mi alma, la paz que añoro, el amor que deseo sentir a cada instante, sólo quiero esar en tí y disfrutarte al máximo, y por eso te agradezco todo mi querida Madre Naturaleza... Gracias, te amo.Sara

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