Nadie Busca lo que No Conoce

Nadie Busca lo que No Conoce

"La Formula de la Felicidad"

10883615881?profile=original

Estoy feliz porque me aprobaron el proyecto”…”Estoy feliz porque mis hijos pasaron de curso con excelentes notas”…”…porque me dijeron que me amaban”, “Estoy feliz …” pero, ¿cuándo decimos simplemente “Soy feliz” ? La primera vez que tuve noción de lo que significa ser feliz y pude relacionarlo con la mejor forma de ayudar a los semejantes, más que con un sentimiento egoísta o fragmentado, fue a raíz de la lectura de un texto cuya sabiduría parecía venir de más allá del cielo. “Si pudieras escuchar los lamentos de dolor y pena que provienen de la Tierra, te impactaría. Por eso tu tarea es aprender a ser feliz para que sólo con tu presencia puedas sacar a alguien de su tristeza y en lugar de sumarte con simpatía al dolor de otros, lleves a tus semejantes a tu propio estado de felicidad”.

Recordé en esos instantes un episodio que me impactó en un momento de mi vida, relacionado con el tema.

Tenía unos catorce años cuando cayó en mis manos el Baghavad-gita, texto sagrado hindú que narra las batallas de Arjuna y los consejos que le da Krishna para salir victorioso de ellas. Un capítulo en especial llamó mi atención.

Trataba del momento en que el Maestro le indicaba al guerrero que para ganar esa contienda en forma definitiva debería comenzar por matar todo deseo en él. En ese momento cerré el libro con indignación. ¿Cómo era posible que uno debiera aniquilar algo tan preciado y tan vital para vivir y crear en este mundo como son los deseos, y sobre todo como una condición para obtener algo? Me parecía absolutamente contradictorio.

Entonces, ¿dónde estaba el sentimiento de felicidad que puede embargar al ser frente a sus logros, a sus metas satisfechas? No pude imaginarme una existencia tan vacía donde los anhelos, los proyectos, los sueños nacidos de impulsos de esos mismos deseos no tuvieran cabida… lo veía como el final del movimiento y de la actividad del hombre y como la inutilidad de su existencia, quieta, vacía y sin proyección ni avance. Algo dentro de nosotros nos hace seguir buscando el amor perfecto, la pareja perfecta, la familia perfecta, el trabajo perfecto,la salud perfecta, en resumen, ser feliz, sabiendo que esa condición aquí no estará o al menos no perdurará. Entonces ¿por qué seguimos porfiando con este sino? Cuando se nos pierde el celular, o las llaves de la casa o del auto los buscamos porque los conocemos, hemos tenido la experiencia de tenerlos con nosotros, y persistimos hasta encontrarlos. Si perseguimos la felicidad perfecta también es porque la hemos conocido. NADIE BUSCA LO QUE NO CONOCE

¿Cuál sería entonces el real sentido de todo esto? ¿Qué es la felicidad? Difícilmente podríamos disociarla del logro de nuestros deseos, del cumplimiento de nuestras más codiciadas metas, y cuando éstos no se realizan, nos volcamos hacia la tristeza, la decepción, la frustración, el dolor. Estos son entonces los lamentos que se elevan más allá de la Tierra. Y estos efectos estarían relacionados con el hecho de que en un mundo transitorio como es éste, nada es permanente ni seguro, todo cae dentro de la eterna frase “aquí nada es perfecto”, y terminamos por aceptar que nuestra existencia es así. Pero la felicidad sí existe. La vida cotidiana está llena de señales, de códigos; si estuviéramos atentos descubriríamos las grandes claves del universo. Es un estado pleno y permanente que se define en haber descubierto su origen, y éste está más allá de aquello a lo que hemos dado el poder: los resultados en que nos movemos y somos, manifestados por nosotros mismos al aceptar nuestra propia limitación, ignorantes de nuestro origen.

Olvidamos que somos hechos a modelo y semejanza de un Arquetipo UNO, perfecto, al que hay que devolver el poder de actuar a través de nosotros. Esta clave ha sido el motor que ha movido por siglos a los grandes movimientos espirituales, oculta y trastocada por la reinterpretación del hombre, que en su limitada percepción ha bloqueado el hilo de la recuperación de su herencia.

Ahora es posible comprender de qué deseos hablaba Krishna. Se referíaa aquellos que se mueven dentro de la polaridad de este mundo, aquellos que van entrelazados con la transitoriedad de su cumplimiento y que, tarde o temprano, se desvanecen en el tiempo terrestre de una u otra forma.

Pero existe el deseo que lleva a la felicidad y es el que no corre con el tiempo, aquel que se basa solamente en desear aquello que realmente es perfecto,que no comprende suplir necesidades ni llenar expectativas, sino solamente desear ser aquel modelo que una vez fuimos y expresarlo.

En ese momento no hay carencias, ni dependencias, sólo un inefable sentimiento de plenitud que irradia y se expande dentro y fuera de nosotros, interminablemente.

Es el ensamble perfecto y dominante en el concierto universal. Hemos venido a esta forma de existencia para aprender a ser felices. La ciencia nos habla hoy de un universo en que todo es uno, vinculados en conjunto mediante una trama, un enlace de cuerdas donde, como en un gran concierto en el holograma cósmico, estamos destinados a tocar nuestras propias melodías, afinadas o desafinadas, y con ello vivir sus consecuencias que nos hacen garantes de nuestros propios logros o fracasos. Nos vuelve seres únicos, irrepetibles, pero también responsables del universo mismo, que se mueve al compás de la melodía que tocamos desde nuestra humilde y diminuta decisión cotidiana.

Fresia Castro - (Columna publicada originalmente en la revista de Arte "La Panera")

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de E.A.C. para agregar comentarios!

Join E.A.C.

Temas del blog por etiquetas

  • Y (57)

Archivos mensuales


contador visitas gratis