VIVIR EN EL PRESENTE.

«Todo tu pasado, excepto su belleza, ha desaparecido, y no queda ni rastro de él, salvo una bendición.» Dios existe en la eternidad. El único punto donde la eternidad se encuentra con el tiempo es el presente. «El presente es el único tiempo que hay.» Un milagro es un cambio que nos lleva de la idea de lo que podríamos haber hecho en el pasado o de lo que deberíamos hacer en el futuro a pensar en lo que nos sentimos libres de hacer en este mismo lugar y en este mismo momento. Un milagro es una liberación de la servidumbre interior. Nuestra capacidad de brillar es igual a nuestra capacidad de olvidar el pasado y el futuro. Por eso los niños pequeños resplandecen. No recuerdan el pasado y no se relacionan con el futuro. Sed como niños pequeños, para que el mundo finalmente pueda crecer.Uno de los ejercicios del Cuaderno de Trabajo de Un curso de milagros dice: «El pasado ya pasó. No me puede afectar». Perdonar el pasado es un paso importante para permitirnos la experiencia de los milagros. El único significado de cualquier cosa que pertenezca al pasado es que nos trajo aquí, y tal es el honor que merece. Lo único que es real en nuestro pasado es el amor que dimos y el que recibimos. Todo lo demás es ilusorio. El pasado no es más que una idea que tenemos. Todo está, literalmente, en nuestra mente. El Curso nos dice: «Entrégale el pasado a Aquel que puede hacer que cambies de parecer con respecto a él por ti». Entregar el pasado al Espíritu Santo es pedir que en nuestra mente no queden más que pensamientos de amor acerca de él, y que todo lo demás desaparezca.Lo que nos queda entonces es el presente, el único momento en que suceden los milagros. "Ponemos tanto el pasado como el futuro en manos de Dios." La frase bíblica «El tiempo ya no existirá» significa que un día viviremos plenamente en el presente, sin obsesionarnos por el pasado ni por el futuro.El universo nos provee a cada momento de una hoja en blanco; la creación de Dios no tiene nada en contra nuestra. Nuestro problema es que no nos lo creemos. Pidamos perdón, no a "Dios, que jamás nos ha condenado", sino a nosotros mismos, por todo lo que creemos que hicimos y que dejamos de hacer. Démonos permiso para volver a empezar.Todos hemos deseado, en un momento u otro de nuestra vida, no haber hecho algo que hicimos, o haber hecho algo que no hicimos. Son los momentos, no importa que se remonten a ayer o a varios años, que no nos animamos a evocar. Una de las técnicas más liberadoras que nos ofrece Un curso de milagros es una plegaria mediante la cual damos instrucciones al universo para que des-haga nuestros errores:«... el primer paso en el proceso de deshacimiento es reconocer que decidiste equivocadamente a sabiendas, pero que con igual empeño puedes decidir de otra manera. Sé muy firme contigo mismo con respecto a esto, y mantente plenamente consciente de que el proceso de deshacimiento, que no procede de ti, se encuentra no obstante en ti porque Dios lo puso ahí. Tu papel consiste simplemente en hacer que tu pensamiento retorne al punto en que se cometió el error, y en entregárselo allí a la Expiación en paz. Repite para tus adentros lo que sigue a continuación tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de lleno a tu más leve invitación:Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, desvanecerá todas las consecuencias de mi decisión equivocada.Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mi.»¡Y ya está! Se trata de un Curso sobre milagros, no de un Curso sobre mover los muebles. "Los milagros invierten las leyes físicas. El tiempo y el espacio están bajo su control."En cuanto al futuro, el Curso señala que no hay manera de que sepamos lo que va a suceder mañana, pasado mañana o dentro de cinco años. Sólo el ego hace conjeturas sobre el futuro. En el Cielo "ponemos el futuro en manos de Dios". El Espíritu Santo nos devuelve una fe y una confianza totales en que si hoy vivimos con el corazón totalmente abierto, el mañana se cuidará de sí mismo. Tal como dijo Jesús en el Sermón de la Montaña: «No os afanéis, pues, por el día de mañana, que el día de mañana traerá su propio afán»."El ego basa su percepción de la realidad en lo que ha sucedido en el pasado, traslada esas percepciones al presente y crea, por lo tanto, un futuro similar al pasado." Si sentimos que hubo carencias en nuestro pasado, nuestras ideas sobre el futuro se basan en esa percepción. Entonces convertimos el presente en un esfuerzo por compensar el pasado. Como esa percepción es nuestra creencia central, volvemos a crear las mismas condiciones en el futuro. «El pasado, el presente y el futuro no son estados continuos, a no ser que impongas continuidad en ellos.» En el presente tenemos la oportunidad de romper la continuidad del pasado y el futuro pidiendo la intervención del Espíritu Santo. Este es el milagro. Queremos una vida nueva, un nuevo comienzo. Deseamos una vida que no esté contaminada por ninguna negrura del pasado, y como "tenemos derecho a los milagros", tenemos derecho a esa plena liberación. Esto es lo que quiere decir que Jesús nos purifica de nuestros pecados. Él nos limpia de los pensamientos faltos de amor. Renunciamos a todo pensamiento que implique juzgar y nos mantenga así atados al pasado. Renunciamos a todo pensamiento de apego que nos mantenga con la mano tendida hacia el futuro.El mundo del ego es un mundo de cambios constantes, de altibajos, de luz y oscuridad. El Cielo es un ámbito de paz constante, porque es la conciencia de una realidad que está más allá del cambio. «Y el Cielo no cambiará, pues nacer al bendito presente es liberarse de los cambios.»El mundo que nos revela el Espíritu Santo trasciende este mundo, y se nos revela por mediación de una percepción diferente. Morimos en uno de estos mundos para poder nacer en el otro. «Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación.» El mundo del tiempo no es el mundo real; el mundo de la eternidad es nuestro verdadero hogar. Cargados de posibilidades, vamos en camino hacia allí.
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